miércoles, 30 de mayo de 2007

Rarezas


Apareció, y con él todo había acabado. Se dio cuenta, así, que la terrible soñadora seguía en pie de guerra, corriendo por el campo en busca de ese alguien con quien congeniar. Una vez lo había encontrado, pero parece que los dos no tenían el mismo punto de vista, igual que cuando la gente intenta definir el turquesa: verde u azul. Ella lo vio verde, él lo vio azul.

No sabía cual había sido el error. Hasta llegó a creer que el error había sido suyo, cuando en el fondo sabía que no había sido así. Él sin embargo, nunca paró de jugar. Juego sucio (recordáis Pressing Catch?), demasiado sucio para la ingenuidad de ella. Siguió pensando que el mundo que la rodeaba era bonito, que el sol brillaba radiante en el cielo y que esto no había sido más que un pasaje turbio que no tardaría en olvidar, cómo siempre lo había hecho.

Nunca la vida la había tratado demasiado bien, al menos a largo plazo. Siempre, cuando parecía que todo seguía un río en calma y sereno, en el que apetecía bañarse, aparecían unas nubes que ennegrecían el cielo y cuatro gotas dañaban el precioso domingo. Lo malo, es cuando eso pasaba cada semana.

Él había querido romper la magia del momento, y también había roto algo más que la magia, lo más duro, es que fue conscientemente. Puede ser muy frío, y ella lo sabe. No le gusta la firaldad en las personas, cuanto menos si se refiere a él. Pero también cree que es el momento idóneo para que esa etapa pase. Y aunque parezca egoísta por su parte, es porque sabe que lo pasará mal unos días, si la cosa sigue este rumbo.

Ella lo querrá siempre, y él lo sabrá. Mientras tanto, no ha bajado la guardia. Y los acontecimientos se suceden de tal manera que es propicio el contacto con otras personas afines (o no) a ella. Ella ya no quiere comentarlo con los demás. Ha llegado al punto de no querer que la gente sepa de su vida, porque se siente ridícula. Ha llegado el tiempo de ser una más, sin serlo del todo, pues ella se conoce (cada uno se conoce a sí mismo como nadie más lo ha hecho o lo hará) y sabe que es especial en muchas cosas, más de lo que él se cree.


Ha llegado el momento. Ha vuelto… o eso afirma, como tantas otras veces. No será la última vez que se moje en el río… seguro, pero nuevamente, vuelve a llover. Y en una última excursión al campo, ella conoció a un nuevo dominguero al que supo que se volvería a encontrar… y con el que seguro comparte más que la pasión por el campo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dicen, que con el tiempo el olvido llega,
y que con él, las heridas cierran...
pero en mí todavía duelen...
duelen estas heridas y el recuerdo
Me hiere, no lo puedo evitar
Pocos conocen esta pena que tengo;
Me ven siempre alegre, sin saber
que por dentro estoy muriendo.

Anónimo dijo...

joo cuanta tristeza en todas las letras que por aki se ben, ojalá esa mujer, realmente no sea una más, porque perdería su identidad, su caracter y tal vez su vida...ojalá esa mujer vea que la lluvia es pasajera, que el sol sale todos los días, y ojalá los nubarrones no le impidan verlo..ojalá q esa mujer sea feliz, seguro se lo merece, como no se merece la pena que sufre...en fin..triste empieza triste acaba...ánimo

Anónimo dijo...

JIJIJI COMO TE DIJE AQUI ESTOY,NENI HAS PLASMADO MUY BIEN TUS SENTIMIENTOS Y MIRA Q TE CONOZCO CASI COMO SI TE HUBIERA PARIO, PERO SABES Q?? QUE OLE, OLE Y OLE YA ERA HORA DE PASAR LAS TARDES DE CAMPO CON OTRO DOMINGUERO,Y SI TIENES OTRO PAL SABADERO POS MEJOR JAJAJAJAJA.

UN BESAZO MUAKSSSSSSSSSSS DE La PERSPECTIVA Aérea............

Anónimo dijo...

Menuda sarta de soplapoyeces...