viernes, 11 de mayo de 2007

Mi sol y mi luna, mi sí y mi no, mi ying y mi yang...

Ayer saltaron los puntos de esa herida que creí cicatrizada. Ayer volví a sentirme rara. Tú y yo, de nuevo frente a frente, sabiéndolo todo sin saber nada.

Creo que no me arrepiento, aunque sé que lo voy a volver a pasar mal. Y esto no lo escribo cómo un reproche porque sabes que no te reproché nada. Igual que sabes que no te perdoné ni te perdonaré. Al menos, con palabras.

Sólo te pido que "nunca mais". Porque no podré volver a curar esa herida. Eres como el tormento que me serena... contradictorio pero cierto.

Ahora río, ahora lloro, ayer reí, ayer lloré... ¿y mañana? Pero en el tiempo, siempre estás tú. Tú eres el hilo constante de esta historia, que si hubiera escrito yo, hubiera ubicado sin dudarlo en otro emplazamiento. ¿No crees que sería más fácil?

¡Aprovechemos el momento! Mientras, si me permites, tararearé una canción...

Me lo dijeron mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los llantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.

Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías.

Y, bajo tus besos,
en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantar:

Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.

Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.

Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero;
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que Sabina continuó la canción, o la escribió desde la otra parte...

De sobra sabes que eres la primera
que no miento si le digo que daría
por ti la vida entera, por ti la vida entera.
Y sin embargo un rato cada día
ya ves
te engañaría con cualquiera
te cambiaría por cualquiera.
(...) Sabes mejor que yo
que hasta los huesos
sólo calan los besos que no has dado los labios del pecado.
(...) Y me envenenan los besos que voy dando
y sin embargo cuando duermo sin ti
contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.
No debería contarlo y sin embargo
cuando pido la llave de un hotel
y a medianoche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos
siempre es con otra, amor, nunca contigo bien sabes lo que digo.
Porque una casa sin ti es una oficina
un teléfono ardiendo en la cabina
una palmera en el museo de cera
un éxodo de oscuras golondrinas.
(...) Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina y baile sin orquesta
y ramos de rosas, con espinas
Pero dos no es igual que uno más uno (...)Y me envenenan los besos que voy dando.

evyeme dijo...

bien cierto es señor(a) anónim@... buen gusto si le gusta Sabina!