lunes, 18 de junio de 2012

¡Bendita y odiada memoria!

Hoy creo que quiero escribir. Creer, cuando siempre he dado señales de ser incrédula, no me proporciona seguridad alguna. Así que quizá se quede en una entrada más en borradores, como tantas otras. Intentaremos que ese desenlace no tenga cabida. 

Empezaré de nuevo...

Hoy quiero escribir (o al menos eso creo). Hace meses que no tengo esto al día. A veces no sé bien qué contar, o qué explicar. ¿Será cierto que las Musas te abandonan por momentos? 

Tengo muchas cosas en la cabeza, ideas fugaces que tal como vienen se van. Ese es el sino del ser humano. ¡Bendita y odiada memoria! A veces me odio por recordar detalles sin importancia de miles de cosas que me han sucedido, y sin embargo olvidar cosas más importantes. Quizá mi mente se deje llevar demasiado a veces, y otras la pereza arrastra a mi cuerpo para que no pueda seguir a la mente. Tengo demasiados planes que llevar a cabo y nunca encuentro el momento adecuado para realizarlos. 

Esta mañana me levanté como cualquier lunes. Es triste decir que para mí, hoy en día tiene el mismo valor un lunes que un jueves o incluso un domingo. Mis tareas serán casi las mismas. Triste, pero cierto. Lo único que me reconforta de los fines de semana es poder estar con Sergio. Simplemente ver una película juntos no es lo mismo que pasarse el día sola y verle únicamente a mediodía y por la noche. En los ratos que no está pienso en tantas cosas que tengo que decirle... pero luego expiran. Memoria... ¡Bendita y odiada memoria!

Mi vecina tiene esa odiosa enfermedad degenerativa llamada alzheimer. Cuando la veo pienso en lo que és para los humanos la memoria, y llego a la conclusión de que lo es todo. Imaginad que no recordáis quién sois. Imaginad que no recordáis todas las experiencias vividas y gracias a las cuales sois la persona que sois hoy en día. ¡Terrible! Si no recordáseis que por la noche se duerme, que para estar vivos hay que beber agua y alimentarse, quienes son tus seres queridos y qué parentesco tienen contigo. Me parece una aberración del cuerpo humano que tal efecto pueda llegar a destruirte como persona siendo persona a la vez. Es entonces cuando vuelvo a repetirme: ¡Bendita y odiada memoria!

1 comentario:

Rubén Pérez dijo...

Totalmente de acuerdo Eva. Somos nuestra memoria. En cada momento eres el resultado de todo lo que ha influido en ti los momento anteriores al ahora.