sábado, 24 de julio de 2010

Cansada de la ebullición


Mi mente trabaja sin descanso, en ocasiones incluso cuando no debería y en cosas que más le valdría no hacerlo. Pero es inevitable y se pone a trabajar sin descanso. ¿Por qué yo?

Las personas más cercanas a mí saben que a veces digo cosas que en realidad no pienso, pero que mi mente traslada a mi habla sin que pueda hacer demasiado.

Antes de que pueda darme cuenta, ya han salido por mi boca y luego, después de hacer trabajar algo más a mi mente, me hacen pedir perdón.

Y lo que me pregunto es, ¿realmente no las pienso? No sé si tendré algún síntoma de bipolaridad. Pienso y despienso. Digo y rectifico. Quizá sea una simple condición de la persona humana.

Por eso, cuando me pasa algún episodio similar, pienso en eso que dicen: "Rectificar es de sabios" y eso es lo que intento hacer, no por sabia, que todos sabéis que no lo soy, sinó para no hacer daño a mis interlocutores.

La idea que salió disparada de mi mente, entra de nuevo y la veo diferente; veo que en realidad me equivocaba; veo que erré; e intento rectificar.

Esto va por todas esas personas con las que erro y con las que tengo que rectificar. Especialmente una. Piensa que si rectifico es porque realmente después de pensarlo veo que esa idea no ha salido de mí. Aún así, ya ha salido, el mal ya lo hice, y por eso desde aquí, y con toda sinceridad, te pido que me disculpes. Ayer, hoy y siempre.

No hay comentarios: