Ya llegamos al final de un año más. Otro año pasado como un soplido. Cada año pasa más rápido el tiempo. Es cómo si no te diese tiempo a saborear lo que quieres hacer, lo que haces. Vivimos dentro de un reloj de arena, el cual desliza sus diminutos trozos de polvo entre el gran agujero central. Y lo peor de todo, es que no le podremos dar jamás la vuelta. Esos trozos de arena, entendidos como el tiempo que pasase se pierden, y no son recuperables.

Como todos, al empezar el año planteé unos objetivos a mi vida. ¿Cumplidos? Eso es otro tema... A decir verdad, creo que sólo recuerdo dos de los objetivos que me planteé... uno, como cada año, sigue sin acabar de materializarse. El otro, con sus más y sus menos, se cumple cada año.
¡Ya estamos en el 2008! Parece mentira... recuerdo cuando era niña, que jugábamos a los típicos juegos en los que ponías la edad en la que más o menos te gustaría tener la vida encaminada (entiéndase convivir con una pareja y tener hasta hijos)... Ilusa de mí, ponía a los 23!! Si hubiese podido tener visión de futuro, puede que hubiese puesto los 32 (aun así, no creo que a los 32 esté encaminada del todo).
Como cada año, la última noche, y durante las campanadas, pensaré en los nuevos deseos a alcanzar este año. Escritos en un papel y bajo el pie izquierdo, y más tarde quemados (creo que esta especie de ritual me lo inventé... pero a mí nadie me ha dicho que sea malo, así que sigo con él).
Deseos buenos para todos... ¿alcanzables? Sólo para unos pocos... un año más, lo intentaremos!
PD: Felicidades K_oss ;)
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