viernes, 30 de noviembre de 2007

Increíble

Ayer iba como cada mañana en el cercanías que me lleva de Mataró a la facultad. Pero algo rompió la monotonía habitual en el viaje casi diario. Un chico que estaba sentado casi delante mío, perdió el conocimiento.

Sí, de repente dijo que se estaba mareando y zas, se desplomó. Suerte que al menos iba sentado. Lo increíble vino cuando la chica que estaba sentada a su lado pidió ayuda. Nos movilizamos unas cuantas personas... y ella, sin saber bien lo que hacer o como actuar, pidió dos chicos fuertes que ayudaran a bajar al pobre hombre. Nadie acudió. Nadie hizo el gesto de decir: voy a ayudar a bajarlo.

Se miraban entre ellos y ninguno fue capaz de dar un paso al frente o pensar que alguien le necesitaba. Nadie acudió.

El tren paró (porque alguna alma caritativa dio a la palanca de emergencia). El chico seguía con los ojos en blanco. Llamaron al jefe de estación (Ocata si no me equivoco) y subió cuando el chico ya no estaba inconsciente. Dijo que prefería bajar en Badalona (tres paradas más en el camino) puesto que alguien allí le esperaba. Pero nadie acuidó a la pregaria de dos chicos fuertes que ayudaran a bajarlo.

El hombre se tumbó usando su asiento y el de la chica que lo había ayudado (no se conocían de nada, claro). Una mujer parece conocerle, y se acerca para decir que ella se queda con él en Badalona, donde supuestamente le espera una ambulancia para ver qué le ocurre. Indispuesto, vomita. Sigue pálido y con sudores, a pesar del frío que hace.

Al estar tumbado, los pies le sobresalen... y en la siguiente parada, una mujer que acababa de subir al tren y no sabe nada de lo ocurrido le riñe por estar tumbado viendo como está el tren (un culo lleno de grasa esperando aposentarse (lo siento, pero lo pensé así)). Los que hemos presenciado la escena no hacemos más que refunfuñarle a la mujer.

El chico baja en Badalona, con la mujer que parece conocerle y que se espera con él hasta que venga la ambulancia y quién debía esperarlo en la estación. La chica que iba a su lado, no hace más que temblar por todo lo que ha pasado. Los demás, que hicimos lo que pudimos, o en su caso aportamos agua o pañuelos, vemos como la gente no se moja por nadie. Nadie acudió a la llamada de auxilio.

Imagenes como esa me hielan la mente. Pensar que el día que ellos puedan necesitar esa ayuda, nadie irá a su auxilio. Eso es lo que la gente debería pensar. No lo conocemos de nada, de acuerdo... pero estamos aquí por cooperación y solidaridad, no es cierto?

Un día más, aunque esta vez por causas agenas a Renfe, llego tarde a clase. Pero una imagen me hiela: nadie acudió en su ayuda.

martes, 27 de noviembre de 2007

Ánimo

Puede que sólo una persona entienda esta entrada, pero aun así, se la dedico.

Sabes que espero que todo vaya muy bien, y seguro que lo irá. Sino, me lo dices que con ese temita no se juega! Espero que ante todo, te alivien la carga que debe suponer algo de esas características.

Sabes que espero noticias, y sabes que serán buenas, así que no me alarmes más con esos mails, que luego los leo y me pasa lo que me pasa! :P

Un besito corazón... y hasta mañana. Ánimo!

viernes, 23 de noviembre de 2007

...


Hace días que no escribo, lo sé. Pero es que me encuentro en un momento de vacío literario explicito en mis palabras escritas en este medio (toma frase rimbombante!). Han pasado cosas... pues sí. Que tenga ganas de plasmarlas... pues no. Así de fácil y sencillo.

He de buscar algún tema puntero. Antes, tenía más tiempo para dedicárselo a esto de pensar y escribir, pero puede que me encuentre saturada, o que tenga otras cosas mejores que hacer.

Así que sin más me retiro, espero que pronto pueda colgar algo decente... por si un caso, para alguien que mañana cumple años, desde aquí felicidades Sergio, estés dónde estés.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Homo bulla est

"Homo bulla est", frase latina que escribió Plauto. Y no puede tener más razón. Significa (para los que no sepan latín, entre las que me incluyo) "hombre es borbuja (de jabón)".

Hoy salió esta frase en una clase, hablando de VÁNITAS... del paso del tiempo, de aquello fugaz, cambiante... y de la fugacidad de la vida. De cómo los pintores españoles del siglo XVII interpretaban estas obras.

Pero me gustó esa frase Homo bulla est... precisa, tajante y plenamente certera. Porque no somos más que una frágil pompa de jabón, que ante el menor roce, estalla. Y no solo física, sino también mentalmente. Como algo ínfimo nos puede inestabilizar de tal modo, que nos puede hacer perder el norte.

Somos frágiles... más de lo que creemos... más de lo que pensamos. No nos hace falta un puñal para pincharnos... un comentario mordaz puede hacerlo en otro sentido.

Dejo la ilustración de la obra de Juan de Valdés Leal, Alegoría del tiempo, con ese angelito que crea la vánita... la pompa de jabón como símbolo de la fugacidad de los días.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Balance


Hay días en los que el ánimo decae. Y hay veces en ese mismo día, en que el ánimo está tan alto que podría codearse con san Pedro! Qué curiosas somos las personas. Un pequeño factor (llamémosle X) te puede hundir en la miseria, mientras que otro pequeño factor (llamémosle Y aunque podría ser una modificación de X) te hace ver las cosas con un prisma diferente.

Ayer mi estado de ánimo pasó por esos dos baches. A ratos bien, a ratos mal; a ratos entusiasmada, a ratos hundida... qué curiosa es mi mente, no?

Ha sido un día raro... hoy como ayer... mejor no hacer balance, pues la báscula se quedaría equitativamente igual...

Me quedo con unas cuantas frases de alguien, que siempre consigue alegrarme el día... lástima haber derrapado por el pasillo y no haber llegado a tiempo para escucharlas...